Regresar una vez más, 13 años después del primer festival de tango en Cardona. Aquella vez estaba recién llegada de México a Barcelona y ese fue mi primer fin de semana en un festival en mi historia. Entonces todo fue una sorpresa, una explosión, una maravilla. Fue entonces cuando decidí empezar a bailar el rol de líder, cuando conocí a la gente que ahora es mi familia tanguera, cuando ligué por primera vez en Europa, cuando me sentí profundamente identificada con el ambiente relajado, festivo y que me invitaba a soltarme, a ser más yo misma y por tanto más feliz en mi baile.
Trece años después vivo en Francia y desde ahí empecé el viaje con mis dos amigos Clemént y Todd y con ellos llegué a Cardona el martes por la tarde. Marc ya estaba ahí, por supuesto, también Sergio con sus bártulos de cocina, y Mónica, una de las masajitas, y poca gente más. Unas horas después llegaron Anne y Lionel de Ariege, listos para enfrentarse a los tareas de preparación. Esa noche después de la cena repasamos las cosas por hacer. «Hay tiempo», decía Marc, siempre optimista. Yo anotaba en mi libreta la extensa lista de pendientes, riéndome por lo bajo. Si algo aprendí el año pasado es que en Cardona se puede esperar lo imposible. Y lo imposible sucedió paso a paso, instante por instante. Todd y Berta consiguieron acomodar a los asistentes en los diferentes alojamientos. Anne y Lionel dejaron limpias, brillantes y organizadas las zonas comunes y el festival empezó el miércoles por la noche con la pista llena. Tengo muchos instantes grabados: Las primeras clases de Sebastián, con las pisadas de los asistentes haciendo retumbar el suelo, la boda del jueves por la noche, cuando el staff apareció en la pista con las caras maquilladas con pintura blanca y roja, o la primera vez que escuché a Felipe y Artur tocar juntos el piano y la viola. ¿Por qué será que siempre siento que bailo mejor en Cardona? El suelo, la profunda confianza que me da el contexto, la compañía de grandes bailarines de un tango más relajado, gente querida de hace tantos años, nuevas personas que son atraídas por la misma magia que me hizo llegar y repetir año tras año.
El viernes llegaron más amigos de Barcelona y sentí mucha alegría de compartir Cardona por primera vez con esos clásicos asistentes de la milonga de Notariat (una extensión de Cardona en Barcelona durante unos años) que son Natalia y Leandro. Después de todo el día de subir y bajar escaleras, de dar una clase con más de 25 participantes, y dar varias particulares no sé de dónde saqué energía para bailar también con la música pachangera que puso DJ Kalapas (Todd) en la terraza de la cocina, donde cada noche se vivió una intensa fiesta electrónica y cumbiera que ya es un sello distintivo de nuestro festival. El sábado hice otra clase, esta vez con treinta asistentes, después puse música en la práctica. De ahí a la plaza del pueblo a hacer la merienda en el café con Kampa, Amelia, Lua y su club de fans y después a bailar al aire libre!! Yves ya es el clásico DJ de esta milonguita festiva y nostálgia y fui muy feliz de bailar una tanda con David, y con su pañuelo en el cuello que ondeaba con el viento y me acariciaba la cara mientras sonaba la canción «Un año de amor». Recordé aquella vez hace años que bailamos los dos en la misma plaza bajo la lluvia y muy emocionada le dije: Son doce años!
Esa noche me salté la cena y la sesión de Marc en la terraza para descansar un rato, pero más tarde, cuando Clément vino a ducharse para la milonga me dijo: ¡No sabes el nivel de fiesta que se armó en la cocina! ¡Sí sé! Le dije, por eso no fui, porque no hubiera podido dejar de bailar. No sé si pueda describir la noche del sábado ¡La magia de la música en vivo! Narcotango trío tocó llenándonos de una energía inesperada. Yo valoro sus clásicas canciones y me emocionó mucho el nuevo álbum. Sin embargo todo cambió con la emoción de estar escuchándolos y bailándolos en vivo. ¡Impresionante! David me invitó a bailar la primera parte del concierto, con aquella energía, creatividad y locura de hace años. De pronto me encontré haciendo cosas que no pensé que mi cuerpo era capaz de ejecutar aún. ¿Cómo volví a subir desde el suelo? ¿Qué pasó después de volar? Magia, por supuesto, Cuando días después le conté a Savvas cómo habíamos bailado me hizo una reflexión muy interesante: Cuántas formas posibles hay de bailar tango, tanta creatividad y conexión como individuos únicos, y resulta que estamos intentando copiar a unos cuantos y gruñendo porque no nos sale tal o cual paso preestablecido.
El domingo fue el día de la clase de soltadas con Felipe y me gustó mucho compartir aula con otro gran bailarín no estandarizado, me di cuenta que Cardona promueve precisamente eso: que las personas se puedan sentir libres para bailar tal como son, e incluso más allá de lo que creen ser. Al principio de la tarde estaba tumbada en el sofá del living con Lean y Manuela y ella dijo: «No me quiero ir». Me di cuenta que tampoco quería irme. ¡Ya es domingo por la tarde y el festival se termina en pocas horas! Todavía no, todavía faltaban algunas magias por conjurar en el Palau. Una de ellas fue la sesión de DJ de Mona en la terraza, con Carlos Libedinsky y Arthur y Felipe Slimobich, y un emocionado Japp con sus respectivos instrumentos improvisando bajo el cielo lleno de golondrinas. Después de cenar me esperaba una sorpresa más cuando bajé a la pista y me encontré a Felipe y Arthur tocando un vals que empecé a bailar sola y que terminé bailando con Arthur y su viola en medio de los dos, mientras Carlos Libedisky nos sorprendía cantando.
El lunes el festival no había terminado. Todavía di una clase particular, me hice un masaje con la genial Mónica, en el que pude dejarme sentir cansada por fin y fui a comer con más de 20 personas al centro del pueblo. A media tarde, cuando esperaba junto al coche de Clément por Berta y Nora para emprender el viaje de regreso a Barcelona alguien en el vecindario hizo flotar sobre la estrecha calle medieval burbujas de jabón y pensé: Tengo que escribir una vez más sobre todo esto, para que lo efímero quede grabado de alguna manera, y su belleza pueda volver a regocijarme una y otra vez.
Agradezco a la Cardona de hace trece años que me acogió y me hizo sentir libre y bailarina, a la Cardona a través de los años que me ha dado una línea de aprendizaje y enseñanza sobre el tango y a la que debo también estar viviendo ahora en Grenoble y dando a conocer mi tango natural en Francia y a la Cardona de ahora que me sigue sorprendiendo con sus momentos de creatividad, de conexón, de camaradería y me brinda la impagable oportunidad de devolverle algo a través de mi trabajo. Me resulta imposible resumir mi propia experiencia y por supuesto no pretendo decir lo que ha significado para los asistentes, ni siquiera para el Staff. Sólo quiero decir que celebro los encuentros, los bailes, los cotilleos, los aniversarios, los reencuentros y los nuevos encuentros. Y quiero añadir que agradezco a Marc y Berta por un trabajo que es imposible de valorar, a la gente que confió en nosotros y vino a bailar y celebrar desde diferentes rincones del planeta y a todo el Staff por lo que saben hacer como verdaderos maestros: magia
19.-24. de junio 2024